Presentación

Creé esta página web con el objeto de difundir esta artesanía  poco conocida pero sin duda de gran valor, por su laboriosidad y riqueza en materiales nobles, así como por su belleza decorativa, dentro de  las Artes Textiles.
Mi  fascinación por los Reposteros, comenzó en  el año 1979-80, tras matricularme cinco cursos en la “Sociedad de Amigos del País de León”; todavía guardo en mi memoria, una entrañable frase que nos repetía D. Saturnino, maestro y gran difusor de esta escuela de reposteros: “Enseñar lo que habéis aprendido”.
Desde entonces he dedicado gran parte de mi actividad a la enseñanza de los mismos.
Además de dar a conocer mi obra, deseo difundir a todo aquel que tenga inquietudes en esta artesanía, toda la experiencia que he adquirido hasta el día de hoy en “EL ARTE DE LOS REPOSTEROS”, y conseguir que no desaparezca en un futuro.

Historia

El tapiz repostero es una expresión artesanal de esplendor de la heráldica de la Edad Media. Los Reyes y la nobleza decoraban con ellos antesalas y balcones de sus palacios y casas principales. Igualmente para lucirlos en batallas, encontramos hermosos paños bordados que representaban el escudo de armas de príncipes y nobles.
Los primeros reposteros se llamaron Tapices de Mula o Tapicería a Cachos, eran utilizados para cubrir los equipajes que se transportaban a lomos de cabalgaduras, adornados con la heráldica del propietario.
El tapicero de Bruselas George de Liere proporcionó en el año 1434 al Duque de Borgoña, Felipe El Bueno trece tapices de mula decorados con las armas de la casa de Borgoña.
En el año 1501 el bruselense Jean du Pont realizó 150 paños de tapices de mula, decorados con las armas de Felipe El Hermoso y su esposa Juana La Loca.
En 1522 Gabriel van der Tommen, percibió 1000 libras por la ejecución de cien tapices de mula con decoración heráldica para Carlos I.

Realización y Materiales

Esta singular obra artesanal es de una tarea muy laboriosa, empezando por el diseño de la misma, necesario para poder llevar a cabo su confección con el empleo de materiales nobles, sedas naturales y linos engarzados con cordones de seda, oro y plata.
 La artesanía del repostero se puede considerar como el "Arte de pintar con aguja”, dada la perfección que se puede alcanzar.
Tiene un aprendizaje largo y costoso, pues se trata de buena artesanía, elaborada como se hacía en la Antigüedad, lo que obliga a varios años de estudio y trabajo para alcanzar la adecuada calidad de confección.
Empezamos realizando un dibujo del tapiz elegido en un tamaño adecuado, a continuación despiezamos los personajes y su entorno y los numeramos para no confundirlos en su montaje. Escogemos las telas más adecuadas, intentando lograr la mayor similitud con el original, en la mayoría de las ocasiones hay que teñirlas y envejecerlas. Estas telas son sometidas a un laborioso reciclaje, ya que mayormente proceden de ornamentos de iglesia, en ocasiones muy deterioradas, que después de limpias o teñidas vuelven a lucir como en su origen, dotando al repostero de un toque de antiguedad. Brocados, terciopelos, damascos, cordones de seda, oro y plata, galones igualmente, en oro y plata; son la principal materia prima empleada en la confección de un buen Repostero.