Realización y Materiales
Esta singular obra artesanal es de una tarea muy laboriosa, empezando por el diseño de la misma, necesario para poder llevar a cabo su confección con el empleo de materiales nobles, sedas naturales y linos engarzados con cordones de seda, oro y plata.
La artesanía del repostero se puede considerar como el "Arte de pintar con aguja”, dada la perfección que se puede alcanzar.
Tiene un aprendizaje largo y costoso, pues se trata de buena artesanía, elaborada como se hacía en la Antigüedad, lo que obliga a varios años de estudio y trabajo para alcanzar la adecuada calidad de confección.
Empezamos realizando un dibujo del tapiz elegido en un tamaño adecuado, a continuación despiezamos los personajes y su entorno y los numeramos para no confundirlos en su montaje. Escogemos las telas más adecuadas, intentando lograr la mayor similitud con el original, en la mayoría de las ocasiones hay que teñirlas y envejecerlas. Estas telas son sometidas a un laborioso reciclaje, ya que mayormente proceden de ornamentos de iglesia, en ocasiones muy deterioradas, que después de limpias o teñidas vuelven a lucir como en su origen, dotando al repostero de un toque de antiguedad. Brocados, terciopelos, damascos, cordones de seda, oro y plata, galones igualmente, en oro y plata; son la principal materia prima empleada en la confección de un buen Repostero.